El nuevo acuerdo de la OMS sobre futuras pandemias y su relevancia para Colombia

May 26 2025

En medio de un panorama global cada vez más consciente de los riesgos sistémicos que representan las pandemias, la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS ha adoptado, en mayo de 2025, un acuerdo internacional sin precedentes sobre prevención, preparación y respuesta frente a pandemias. Un instrumento jurídicamente vinculante que pretende corregir errores del pasado y ofrecer un marco global de coordinación más sólido, pero que también nos desafía localmente.

El acuerdo plantea estándares ambiciosos en temas como acceso a tecnologías sanitarias, vigilancia epidemiológica, gobernanza en salud y equidad global. Su adopción por 124 países (con 11 abstenciones y sin participación de Estados Unidos) marca un nuevo consenso global. Sin embargo, la clave de su efectividad está en su implementación nacional y local.

¿Por qué deben importarle estos acuerdos a los gobiernos locales?

Primero, porque muchas de las acciones necesarias para prevenir y contener futuras pandemias son, en la práctica, responsabilidad de autoridades locales: el acceso al agua potable, la vacunación comunitaria, la vigilancia de enfermedades trópicas, la gestión de residuos médicos, o la detección temprana de eventos inusuales en salud pública.

Segundo, porque el acuerdo propone una visión integral y preventiva de la salud pública —el enfoque “Una Sola Salud”— que requiere articulación con sectores como ambiente, agricultura, educación, saneamiento básico, infraestructura, y gestión del riesgo. En otras palabras, interpela la acción intersectorial de los Gobiernos en la escala local.

Y tercero, porque el fortalecimiento de los sistemas de salud, especialmente de la atención primaria, será condición para acceder al acompañamiento técnico y financiero que se prevé desde la OMS y otras agencias internacionales. En este sentido, los municipios y departamentos que logren desarrollar planes locales robustos de preparación y respuesta estarán en mejor posición para canalizar esos recursos.

 

Lo que Colombia gana (y lo que debe cuidar)

Desde la perspectiva nacional, el acuerdo representa una oportunidad estratégica: acceso más equitativo a tecnologías sanitarias en emergencias, mayor transferencia tecnológica, y un marco legal internacional que puede respaldar la defensa de salvaguardas sanitarias en negociaciones comerciales. Para un país con alta biodiversidad y capacidades científicas emergentes, también se abren oportunidades para participar en el sistema de beneficios por uso de patógenos y fortalecer su industria biotecnológica.

No obstante, hay retos importantes: tensiones con acuerdos comerciales existentes, ambigüedades sobre propiedad intelectual, y altos costos de implementación. A nivel territorial, los retos se multiplican por la fragmentación del sistema, las brechas de capacidades técnicas y la asimetría entre regiones.

¿Qué pueden hacer los gobiernos locales desde ya?

  1. Evaluar capacidades: Muchos municipios aún no cuentan con planes actualizados de respuesta a pandemias. Es urgente diagnosticar fortalezas y vacíos.
  2. Actualizar planes de salud pública territorial: Integrar la perspectiva de preparación pandémica y el enfoque Una Sola Salud, promoviendo articulación multisectorial.
  3. Fortalecer vigilancia comunitaria: Invertir en capacidades locales para la detección temprana de brotes, con participación activa de la comunidad.
  4. Proteger al talento humano en salud: Garantizar condiciones dignas de trabajo, acceso a EPP y protocolos claros ante emergencias.
  5. Participar en la conversación nacional: Los gobiernos locales deben incidir en la construcción del Plan Nacional de Implementación del acuerdo. Ninguna estrategia será efectiva si no recoge las voces del territorio.

El nuevo acuerdo de la OMS implica una agenda internacional, entendida como una hoja de ruta para la transformación de nuestros sistemas de salud desde lo preventivo, lo intersectorial y lo comunitario. Las autoridades locales tienen un rol insustituible en ese proceso. Pero deben actuar con celeridad, además, involucrando a los demás actores de los ecosistemas de salud.

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